¿Qué quiere una mujer? Esta es una pregunta que muchas mentes curiosas han tratado en vano de responder, desde Sigmund Freud hasta Mel Gibson. Es esta pregunta la que ha inspirado innumerables libros, artículos y blogs y ha atormentado las reflexiones de ambos sexos.
Sin embargo, a pesar de décadas de intentar desentrañar este misterio, los investigadores aún no han podido dar una definición general de un concepto como el deseo sexual femenino, y mucho menos comprender completamente los mecanismos de su trabajo.
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Sin embargo, hoy ya nos hemos alejado mucho de las ideas trasnochadas del pasado, cuando las mujeres eran consideradas ninfómanas insaciables y voluptuosas, o criaturas completamente desprovistas de sexualidad como una buena
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Hoy en día, cada vez más científicos reconocen que la atracción femenina no puede describirse en unos pocos términos simples y llevarse a un denominador común: en diferentes mujeres, ¡e incluso en la misma mujer! – Se expresa de diferentes maneras. El espectro de sus manifestaciones es extremadamente diverso.
También estamos empezando a darnos cuenta gradualmente de que los mecanismos del deseo sexual en hombres y mujeres pueden diferir en un grado mucho menor de lo que hasta ahora se creía comúnmente.
Durante décadas, los investigadores se han basado en la creencia común de que los hombres tienen una mayor necesidad de sexo que las mujeres, especialmente porque esta tesis ha sido respaldada regularmente por los resultados de estudios a gran escala.
Sin embargo, según información reciente, las diferencias entre sexos en esta materia pueden ser mucho menos pronunciadas o incluso inexistentes. Todo depende de cómo definamos y midamos este mismo deseo sexual.
Una serie de estudios han demostrado que cuando se trata de una relación de pareja, una pareja con menos necesidad de sexo puede tener la misma probabilidad de ser tanto un hombre como una mujer.